Un denso bosque de husos difusos y zumbadores. Estilizadas bailarinas con románticos tutús, vaporosos y largos como rosas invertidas danzando sobre espejos frente a paredes de espejos, repetidas en sus pirouettes en los infinitos cristales. Rotohedros de siniestros ejes que no parecen girar y sí giran impasibles, traicioneros. Giróscopos que soportan naves invisibles con su misteriosa inercia inviolable. Girantes poliedros, girosos cilindros, discos girostosos. Vueltas, giros, aspas. Giroseantes y ululantes monstruos borrosos soberbios en sus perfectas simetrías rotacionales. Siseantes discógiros, zumbidos poliédricos, susurros cilíndricos, siseos girocosos de antigiros especulares. Rotopercusiones. Potentes toros de revolución. Sorprendentes fuerzas inerciales, centrípetas o centrifugas. Torneados esmeriles verticales susurrando inmutables. Pirinolas, trompos, trompo bearing, peitschenkreisel, trompo cuspe, trompo sedita y trompo cucarro, trompo cascareto, peones, peonzas, trompos taguas girando y girando dormidos sin nutaciones, eternos y perpendiculares. La suma de sus charrientos colores girantes tiende a un blanco sucio y miserable. No trompetas ni girondos ni giraldas ni menos stromboleanos. Solo giros, giros, giros. Todo yira, yira, mientras allá lejos, un otario cansado ladra impertérrito sin girar.
sábado, 26 de junio de 2010
GIRACIONES IMPOSIBLES
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