“Con su linealidad dispersiva, preocupada en ir a todas partes, la
poética neo-no-barroca impulsa su unidad en la fragmentación, en las lecciones
de distracción carentes de objetividad, en su constante recurrir a la
impersonalizacion del sujeto autoral.” Neo-no-barroco o barroco: Hacia una
perspectiva menos inexacta del neobarroco. Eduardo Espina, Abril 2015.
Fulguraciones del pasado que se quedó enquistado en un desierto de
pasos lentos que guarda las huellas milenarias en un caliche quebradizo, o
sumergido en un mar lejano de barcos anclados al pairo en la rada de cormoranes
y pelícanos rasantes sobre las albas espumas, profundas perturbaciones de la
realidad que convergen en ilusorias dimensiones atemporales, en la oquedades
que van quedando en las horas de ocio o somnolencia. La temporalidad se bifurca
en el destello continuo del ahora que acontece cuántico y palpable, sin futuro
posible, sin tentaciones ni premoniciones, sin ni siquiera tenues expectativas,
y en la algarabía de un ayer de sensaciones perdidas u olvidadas en el trasiego
de las memorias demasiado transitadas. A contraviento del tiempo con sus
horas marcadas, de los soles que giran establecidos en su propia indiferencia,
y del eco o reflejo que devora con repeticiones y olvidos, en los hábitos del
contraluz parpadean perennes imágenes que perduran en su sencilla latencia como
el musgo en el muro de adobes que espera paciente el invierno para recobrar sus
breves esmeraldas. Un vaho de nostalgia asume entonces el poniente, rabiosos
arreboles acorralan el enjambre de dudas insolubles y circunstancias
equivocadas. En lontananza el negro velero de la noche cursa los oleajes
atardecidos del negro mar de las lunas con su único navegante; un arcángel
enfurecido que vocifera de pie en la proa salpicado de espumas refutando la
divina voluntad. Torvo el oscuro disemina sus semillas en un crepúsculo de
estrellas congeladas antes que retornen las sombras de las sombras caminando
extraviadas por los senderos de las consabidas penumbras, como ágatas antiquísimas
encapsuladas en sus sedosas perlecencias, como los matices texturales de los
crisoberilos en color verde amarillento y sus pervertidos brillos vítreos. Las
calles del barrio se vacían apenas el ocaso se deshace en las fuliginosas
honduras, sobreviene entonces un vasto silencio urbano que no alcanza a plagiar
la húmeda monotonía de las lucecitas tristonas de los faroles engarzados en los
brumosos follajes. Un nocturno milenario va cargando de monotonías el insomnio,
el sujeto, inmerso en esa densidad oblicua, sigue extraviado en sus caóticos
pensamientos, ensimismado, solitario, sin la urgencia del ahora que se deshace,
arena o ceniza, en ese tupido intervalo de tiempo. Sabe, y eso lo conforma o a
lo menos atenúa sus agobios, que hacia el fondo del bosque se iniciará al alba el
misterio de la pequeña y secreta felicidad de volver a oler el lejano perfume
de la madreselva.
Muy interesante el blog, por aca me encontré aprendiendo, Gracias.
ResponderEliminarMe he guardado su blog,para leerlo de manera minuciosa más tarde
saludos!.