Llueve. Contra
todos mis desapegos busco tus ojos entre los rosales ateridos de lluvia del
jardín. Contra todos mis fervientes desapegos busco y rebusco tus ojos
pensativos entre los rosales ateridos de lluvia del jardín. Escondido en tu chal
miro llover por la ventana, abrumado de mí mismo, de mi estirpe de lombriz
aciaga y lobo incesante, llueve, cavilo en las profundidades del sentido del
hoy sin hallar la salida, túnel ciego, caverna, laberinto incrustado en los
arrabales del día que se llueve con todas las nostalgias posibles. Ya no sé
donde andarás ahora que te busco para hundirme en tus verdes y se me viene la
lluvia con tu perfume desparecido, sin tus manos estilando el agua virgen o tus
pies desatando los charcos, se me viene como de noche siempre noche,
arrinconándome en los zaguanes y los rincones oscuros de los parques donde no
llega el rumor calmo del río del pacú y el manguruyú, de las larvas del sábalo
o de los surubíes escurriendo silenciosos por el lecho fluvial bajo los camalotes
que van llevando sus verdes florecidos hasta el delta que irrumpe en el mar de
los descubridores. Y te intuí reina distante porque la lluvia tiene es sabor
salado de las antiguas vertientes de la melancolía y la tristeza, y el ruido
monótono de tu alma que se fragmenta en pedacitos irreconocibles. Llueve en ti
desde las lejanías donde te extraviaste sin rastros por lo tortuosos senderos
que no iban a ninguna parte sino solo te alejaban en las honduras de tu destino
de niña inconsumada. Sigue la lluvia sumando, acumulando, trayendo nostalgias,
de niño feliz mirando el jardín de mi madre, de adolescente solitario caminando
las calles de lluvia nocturna con todas las luces reflejadas en el asfalto y el
sordo trepidar en el paraguas, de su ausencia entrañable en el reseco norte
minero durante los años del exilio del oro, y de ayer mismo cuando te buscaba
entre los rosales entumecidos de lluvia del jardín del ahora. Por tus ojos anduve
y anduve entre charcos y barriales, exploré selvas y desiertos, acantilados y
playas, breves jardines y amplias llanuras, sabanas y tundras, vague costeando
islas y archipiélagos, me hundí en socavones y cenotes, agoté los mapas y sus
contenidos territorios, siempre bajo lluvia buscando tus ojos. Cabalga la noche
entrante un oscuro jinete desconsolado. Un caballo azul atraviesa al galope por
la lluvia con sus cascos de hierro brillantes de lluvias antiguas y remotas. Llueve,
pero siempre llueve sin ti.
miércoles, 13 de junio de 2012
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llueve aqui, llueve allá.....llueve en las almas perdidas en las sabanas,soldados tristes, curas desconcertados,lluvia para chapotear la niña sola,lluvia que lava el alma acongojada....lluvia que limpia los cristales de las ventanas para que los amantes puedan acariciarse con los ojos.....Lluvia,tus latigazos impiden olvidarte....Lluvia.Verde.Praderas donde el amor retoza.
ResponderEliminarAmo la lluvia ,aunque me hace más triste,amo la vida aunque quiero que sea corta .no sé lo que deseo ,pero extraño lo que no tengo.
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