(Rescoldos humeantes de N.)
Yo era el fuego
que te quemaba ululando en los extramuros de tu cuerpo, la llama que ardía con
vergonzosas insistencias en tu sexo antes dormido, hoguera y carne trémula,
hundiciones orbitando los insomnios arenosos humedecidos en ese sudor
desperdiciado por el atroz e inútil celibato involuntario. Yo fui la lava ardiente que derramándose en ti te
sofocaba en la penumbra de las noches en vela, que te retorcía los deseos
deformándolos, convirtiéndolos en pecaminosas depravaciones, en desenfrenos
inmorales, arrastrando tu ruborizado pudor a la sucia e ilimitada corrupción
del goce que nunca se alcanza ni se toca porque es imposible. Yo te induje a
los libertinajes de prostíbulo, a las dramáticas perversidades que solo
florecen en los rincones malolientes de los antiguos puertos de cabotaje, a los
descaros del sexo por el sexo con sus inmoralidades y sus vicios y sus
impurezas herejes y a sus intimas perversiones. Por mí tocabas lúbricamente tu
cuerpo en pecado, olías otro cuerpo ausente con la intensidad de una
inmediación necesaria y urgente, y solías dejarte poseer a ojos cerrados para
ver mi rostro sobre el tuyo sin besarte. Ahora bien. Recordarás ese viernes
negro ¿no?, bien, creo que ese día me di cuenta que ya no tenia el control, que
eran sus emociones, por demás dolorosas, las que habían invadido y dominado su
voluntad. Tu sabes, yo solo existo en la medida de que “él” me de el espacio
para respirar, aunque me duele reconocerlo, en ese su Universo Interno como lo
llama, donde “él” es un pequeño dios, y ahí se hace solo su Voluntad. La
verdad, es que “él” me deja hacer, sentir, vivir, en la medida que no toque sus
leyes inmutables, ese canon que “él” llama el Código Primario. Este Código que
está constituido por instintos muy básicos, por una ética primitiva, ancestral,
yo diría, por una ética que es más primaria y elemental que la animal. Esta
basado en egoísmo, en un sentido de propiedad absoluto, en los instintos del
lobo o del simio originario. Es más, creo que “él” me culpa de su dolor, y esto
porque sabe, (y “él” siempre sabe todo), que para mí no hay limites éticos ni
restricciones emocionales, ni necesidad de posesión. Tú sabes, yo solo gozo,
disfruto la lluvia porque solo necesito el agua para calmar la sed. Y todas las
aguas calman la sed. Esa sed que sigue sucediendo.
laberinto lleno de misterios.Aunque eso otro no existe sino en ficcion ese celibato voluntario es una forma de entrega a lo imposible.Una entrega que pasa de lo fisico, de lo tocable,de lo que nunca se sabra porque nunca exisistio y nunca existira....solo una vez.
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ResponderEliminar"...y solías dejarte poseer a ojos cerrados para ver mi rostro sobre el tuyo sin besarte..."
ResponderEliminarAmor que sobrepasa el infinito.....