Guitarrero viejo, astroso y borracho,
musiquero alterno de almacén y bar,
dónde tu instrumento, cantador y macho,
ha ido a parar.
Guitarrero Viejo - Alfredo Zitarrosa
Y es que hay una
fibra muy intima de tu ser que yo tenso y afino y que punteo como una cuerda de
tu cuerpo guitarra sacando de ella delicados arpegios para mi zozobra, temor y
ansiedad. Entonces atravieso tu densidad lunar deslizando mi caricia con la
sutil impudicia de un agua secreta que irrumpe, vertiente y fuga, arrastrando tu
voz melancólica por los pedregales inhóspitos de un cauce que te cruza como una
herida sin cicatrizar, y mi verbo imagen símbolo código y sello va formando una
costra dura e impermeable en ese tajo abierto de tu alma. Y te evaporas surgida
del fermento de un lagar escondido que cerca el infierno, nuestro, ebulles, te
condensas en un licor misterioso, en un brebaje untuoso, embriagador, en un
liquido espirituoso que se va desvaneciendo en ti y penetrando en tu carne
viva, mía, que intenta sobrevivir al sopor incitante de mi barroco deshilachado
desvaído sin solución de continuidad hasta que cierras los ojos para seguir
leyéndome en la claridad del sueño mientras yo perturbo tu piel y tus entrañas
buscando la nota edípica en la cuerda tensada y afinada de tu cuerpo guitarra. Y
voy tañendo ese monocordio carnal que late azorado una cadencia musical que
proviene de los nodos de tus articulaciones, de tus tendones tensados, de tus
intimas oquedades resonantes, en un eco sordo, sagrado, gutural, pero a la vez sinfónico,
detentando una armonía sigilosa que trasciende cualquier monotonía o asonancia. Pulso esa cuerda confabulada, la
escucho en su tonalidad más sublime y ardiente, rasgueo en las afinidades de tu
resonancia hundido en ti más allá de tu voluntad heroica, pírrica, y de tus
recatos inútiles, ciño en la densidad voluptuosa esa fibra única y te pulso
para ir templando en acordes de posesión y rendición biunívocas, explorando tu
incertidumbre, la fijeza y la furia, el deseo y la perdición, el estremecimiento
escondido en la reverberancia de mis palabras que lees abrumada de músicas que
se tuercen y destuercen ante tus ojos asombrados, cautivos, horadados bajo el
hechizo que no evitas pero que en el fondo de ti temes. Acústica de copula de
arco y violín, disonante que se abrevia enternecido, sutil pizzicato que
profana en su tenue ternura y es queja, trasteo, tensión que no cuaja, que no
se consuma, que no se vuelca en sonido audible y solo habita entre los
escombros de un ayer silencioso como vibración o rezongo. Entonces hay un
quiebre espontáneo que simula un estertor, un éxtasis no cotidiano y te deja exhausta
vagando en las tibias marismas de un destierro subterráneo, telúrico o volcánico,
sanguíneo y turgente, nunca final, testimonio sacro de urgencias acontecidas,
lubricas y vesperales, un quiebre genital e insoportable, pervertido. Vale.
Asi es....pero se pelea como fiera enjaulada.....
ResponderEliminarConsonancia???? Yo diria disonancia......Aunque las disonancias hay que evitarlas pues puede ser simplemente una nota mal colocada en el pentagrama.
ResponderEliminarUna equivocación. Y eso se puede corregir.