(A manera de tango)
Mirarás la
lluvia en tu ventana y me pensarás ahí afuera bajo el frío de tus ojos en medio
de la lluvia que repica en el asfalto, como un linyera doliente esperando en tu
puerta los mendrugos de tu cariño. Y será en ese lento tango que te llevaré
dormida sobre las baldosas del zaguán con sus madreselvas y su farolito allá en
la calle donde vives y reinas pebeta imposible. Allá esperarás quietecita con
tu pelo ensortijado y tus labios recién pintados mirando que me aparezca en el
reflejo del vidrio donde llueve repicando el candombe de la tristeza de no
verme. Y en ese cristal empañado dibujaras la boca que te bese sonriendo porque
el rumor del río allá abajo trae al fin el aroma de los camalotes del entresueño,
del ensueño y del sueño que tanto y tanto soñamos mientras navegábamos en un
botecito de color azul tomados de la mano entre las islas. Mientras desde
afuera, frío y lluvia y sudestada, te me iras borrando sin auxilios ni sobornos
de mi cantata impropia, de mi trova callejera, te me iras huyendo por entre mis
palabras, mensajera y dulce, oculta en el reboso de las sombras. Sabrás que
llueve porque no me ves a tu lado de reojo cuando sebás el mate para acortar la
tarde y yo no te beso, o encendés un cigarrillo solo para ver llover y yo no
aspiro el humo de tu boca y no te beso, sabrás así que aun estoy afuera en el
frío de tus ojos esperando, siempre esperando las migajas que tirás a los pájaros
en las mañanas. Quizá te agravie que un malandra matrero te ronde desde acá
afuera donde llueve, empapado y silencioso en este acecho de payaso de circo
pobre, quizá te avergüence que un mendigo de tu cariño vague por tu barrio
donde vives y reinas pebeta inalcanzable, quizá nuestros sueños se parecen pero
no son el mismo y el río tiene nombres distintos y tu ves camalotes donde yo
veo sirenas y las islas desde lejos, pa’que negarlo, son todas iguales. Pero
igual seguís ahí empecinada con tu nariz pegada al vidrio empañado, sin llorar,
aunque sea por curiosidá de ingrata mirando como te invento de a pedacitos para
cobijarme entre tus brazos de la lluvia que sigue aquí afuera con su castigo y
cerrazón, mientras yo, amante envilecido, sigo esperando sin esperanza esos
mendrugos que tirarás, tanguera infiel, en el ya cercano amanecer.
Es un bello texto, inundado el arrabal y esta música, esta expresión, que ya es patrimonio de la humanidad,nada mejor para reflejar pasiones. Me encantó! aunque queda el otro...
ResponderEliminarQuerido, me recuerdas a mi juventud en Argentina.Y me recuerdas el barrio de la Boca. Y me recuerdas las Costanera y me recuerdas felices momentos de mi juventud......antes de tomar vuelo hacia la vida.
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