Recatada hasta
el martirio, donosa en su elegancia de condesa de altos e iluminados salones o
silenciosa en sus hábitos de enclaustrada en el convento de su silencio a la
hora de las algarabía i los carnavales. Instauradora de límites inalienables,
de rígidas fronteras i de abismos de perdición i suicidio. De intransables
principios sin finales, algarabías ni consumaciones posibles. Doña, dueña del
ancho solar de las soledades i de los campos de amapolas sembrados con paciente
mano y regados por el lento río del que también posee sus aguas zainas, sus
verdeantes camalotes, sus orillas, sus playas i sus ínsulas extraviadas. Mezcla
tenue de penúltima dama del ochocientos i de primera pasajera en el viaje al
reseco desierto de las pirámides i la esfinge. Perfumada de jazmines i
magnolias, delicada en su floración de siempreprimavera, álgida i turgente pero
ambigua. Insobornable a los halagos i al soborno de los papelitos con poemas de
amor que le hacían llegar escondidos los poetas más delirantes, a la penita a la que
juegan los linyeras i a las lúbricas miradas de los matreros, al frío oro i al
duro diamante, al champagne de la copa derramado que apenas tocó la adormidera
glacial de su boca que no besa. Patrona de la todas furias i matrona de la penas
del infierno, coqueta a escondidas si la están mirando i con dulces desparpajos
si solo es para los ojos que ella busca. En los húmedos i oscuros túneles subterráneos
que se extienden como un laberinto absurdo bajo su tornasolado castillo cultiva
en hermosas macetas de alabastro los tristes desengaños i los negros
pensamientos. Pero corta de raíz las sensibles perversiones aunque florecidas
sean también parte del secreto jardín que la perfuma. Su dignidad de reina
coronada le hace reconocer uno a uno sus vasallos, pero ese mismo soberbio
decoro le impide mirarlos a los ojos, i es su pudor inverosímil el que va
dejando un reguero de corazones cristalizados entre los muy gentiles
caballeros. Le atraen los atardeceres por la quietud i los arreboles, la lluvia
porque le recuerda un amor lejano, i la continuidad de los parques en otoño que
es cuando mejor se siente la lluvia i son más sangrientos los ocasos. Cuentan
que por las noches vaga vestida de roja seda i con su mejor armiño por las
habitaciones vacías mirándose en los espejos nocturnos de los altos ventanales
perseguida por sus fantasmas insistentes i acosada por sus incansables demonios.
Pero esos son embelecos de los arrabales que a ella ni la tocan.
miércoles, 26 de septiembre de 2012
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Me recuerda a la Duquesa de Olafff...vagando entre nabos y copas de cristal,de aquella Vimazoluleka inmortal.
ResponderEliminarSiempre me sorprendes, con esas imágenes de tu barroco divagante y exquisito.Muy bueno este dibujo de letras de...LA DAMA.
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