domingo, 26 de diciembre de 2010

SENSACIONES BARROCAS II

Vio el alto velamen entristecido, roto y naufragado contra la escollera envuelta en algas, en oleajes, en derivas y derrotas equivocadas. Olió la brisa húmeda e impregnada de las sales de todos los continentes y archipiélagos e islotes olvidados trabados de rompientes, de arenas, de junglas y cocoteros. Tocó los guijarros negros, basaltitos, de la playa pedregosa sintiendo en su suave tacto los milenios erosivos de piedras contra arenas bajo infinitas olas. Escuchó el traqueteo monótono y marino de las piedras arrastradas una y otra vez por el juego astronómico de las poderosas fuerzas gravitacionales de soles y lunas sobre las aguas aventadas por esas mareas en quietas bajamares y violentas pleamares. Saboreó la intensidad misteriosa de la sal en los labios y dibujó el mapa de bajíos y escollos, trazó la carta de marear de delicadas lejanías de tierras a la vista y dedujo del puro sabor salino la alquimia oceánica que justificaba todos los naufragios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario