Prometo no romper tus mesuras, tus recatos,
tus temores, no quebrar la música de tus silencios sino con suaves susurros,
besarte apenas leve y breve para que no se vuele asustada la dulce mariposa de
tu boca, prometo no alejar tus seguras penumbras ni descorrer los cortinajes
del día, no irrumpir como un ángel perturbador o un demonio en desacato, no
inducir falsos fervores sobornando tus cristales dormidos, prometo no sugerir
ni insinuar, evadir lo intocable, no enfrentar tus pudores ni desatar las aguas
turbulentas ni liberar los vientos atrapados, prometo pequeñas distancias,
delicadas cercanías, un lento paraíso otoñal, una intensidad de perfume de rosas
en un atardecer de estío, prometo hacer como que duermo entre tus sombras
cálidas, extasiado, besarte sin besos y escurrir por el quieto paisaje de tu
solemne intimidad con caricias sin roce oculto en el sigilo del cobarde,
habitar tu aroma escondido en el bosque florecido, navegar tu mar de mimosas
espumas, embriagarme en el deleite ilusorio de tu densidad contigua, mirarte
sin máscaras, con los ojos de un solo rostro, el verdadero, prometo fragmentar
el tiempo, disgregarlo en tenues detalles, en insinuantes sutilezas, para
fijarlo en el casto presente, cercar el pasado en sus vigilias y clausurar el
portalón del porvenir en sus intentos, prometo no excavar antiguas ruinas,
derribar muros ni socavar diques, respetar el desierto de la esfinge y el
templo de la vestal inconclusa, no erguir túmulos ni obeliscos ni incendiar tus
poros o incinerar tu pelo entre mis dedos, prometo silenciar tu nombre en mis
delirios, prometo dejar de ser para que tú comiences a ser, escribir en tu
vientre un solo verso y otro en la suave corva de tu espalda, no hundir,
impregnar, insertar, ser macho niño o dormido, dejarme ser de tu mano guía,
contención, límite, frontera, no caer en tentación ni desmadres, no intentar
invadir el inexpugnable castillo, la magnolia oculta, la vertiente contenida,
no palpar las turgencias, delinear sinuosidades prohibidas ni caer en vértigos
o sacrilegios, alejarme de vértices y vórtices, intentar a como de lugar un intranquilo
celibato, prometo no dejar otras huellas que tu respiración agitada, solo
fulgurar un instante en un efímero destello y desaparecer entre cenizas
apagándome, consumar la cercanía en tibias ternuras, ser ubicuo, no insistente,
algo crepuscular, y sobretodo tierno e inseguro, prometo un olvido cómplice, la
frágil memoria de esas horas como un insomnio intermitente, prometo ser tan
evasivo que amanezcas con la clara certidumbre de que todo fue un sueño
imposible.
martes, 15 de octubre de 2013
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Qué bien escribes, hombre!! Una belleza este texto y la textura de sus promesas.
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