En fin,
serás el arquetipo de todas las Reinas,
y yo el oscuro poeta que la encanta. (i)
Y vendrá la cercana primavera o
el más lejano verano con sus días calidos, sus soles instaurados y sus frescos
atardeceres, y vendrá tu perfume a rondar mis ansias de tus dulces ternuras, de
tus sonrisas pícaras y tu voz tranquila cayendo suavemente sobre mi alma como
pétalos de cerezos sobre las aguas de un río incesante. Y vendrá tu cuerpo
semidesnudo apenas oculto por ese mito de una sensual enagua con la tibieza de
tu piel que mis dedos han soñado por los años vacíos de tu cercanía concreta,
tu cuerpo frágil como de breve ninfa transparente, tu calor maduro como un aura
que llena los sentidos del aroma acaramelado de las perdidas vendimias
otoñales. Vendrá tu boca otra vez a besarme como en ese antes extraviado, a
marcar de besos tiernos los solitarios caminos del amor y de arduos besos
quemantes los territorios del secano dormido que se va amarilleando de pena por
las estaciones a la espera de la lluvia. Vendrán tus manos delicadas a hacer
florecer en caricias las semillas escondidas o muertas de mis deseos, a rasgar
los sellos de la soledad carnal, a derrumbar los muros que cercan las pasiones
contenidas y las breves lujurias, tus manos recorriendo la piel viva del
fingido ermitaño. E irán tus labios paso a paso buscando los acantilados donde
los besos anidan como pájaros vencidos por los vientos de las ausencias, y por
los recovecos de las oscuras cavernas donde van a dejar sus huesos los saurios
del espanto antes de morir de desamparo en las calles atestadas de rostros
desconocidos. Irá tu cuerpo a entibiar las oquedades del destierro para romper
los vidrios congelados de lo que pudo haber sido y ya no fue, a liberar los
vuelos de los inquietos y zumbantes moscardones de las memorias atesoradas de
ciertas tardes, en cierto lugar a cierta hora, siempre en gratas penumbras.
Volverán a revivir los sueños petrificados en los mármoles huraños y
reverdecerán las magnolias en sus esquivas latencias. Y habrá un bosque y jardín, libros, estatuas, aves, mariposas,
escarabajos escondidos y metálicos, palabras, muchas palabras, y nuestras
memorias: la casona con sótanos y patios, el ciruelo de mi infancia, soledades
y mares distintos, áridos desiertos de un norte que no conoces y húmedos bosques
que apenas imagino, recuerdos borrosos de amores perdidos y nítidos sueños que
se cumplen. Tristezas, alegrías, asombros, esperanzas, deseos, temores, todo
será compartido (i). Vale.
(i) Huida, F.S.R.Banda, 2001.
Imagen: Naturaleza
muerta Barroca (Díptico). Jacinta Besa G., 2012.
Plasticina sobre
acrílico + pigmento tornasol. 40x30 cm. y 30x30 cm.
siempre se encuentran tesoros cuando se revisa el baul........muy bello.
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