sábado, 20 de abril de 2013

PINTURA DE ARTE


“La única estrategia que puede más que el tiempo
es conseguir perderlo impunemente.”
Pérdida de tiempo. José Manuel Caballero Bonald, 2009.

Es un cardumen de peces blancos atacados por pequeñísimas medusas urticantes que se despliegan siguiendo las enigmáticas y extrañas leyes de un azar incomprensible, convergencias esenciales de malabarismos utópicos, silogismos visuales engendrados por una mente incontaminada, inicial e inocente, bajo el intrincado dominio de un algoritmo inequívoco de consumada dialéctica marxista, instrumentaciones intrascendentes o misteriosos códigos tatuados hasta el cristal en el plomo azogue de un reverso de espejo, miríadas de esporíferos coloreados como pompas de jabón para mimetizarse entre las maravillas y el asombro del sueño, trayectorias subatómicas en la radioactiva fosforescencia de un mar somero, arcaico, donde primitivos protozoos se enraízan en las premoniciones genéticas de sus futuras líneas evolutivas, lombrices azules o magenta, crueles monstruos feraces en la cúspide circunstancial de la primera pirámide ecológica, impresiones, huellas, vestigios escindidos de las memorias ancestrales, océano inaugural, brebaje donde las partículas están simultáneamente en varios puntos del espacio quántico, notaciones sistemáticas de un mago involutivo, lugares donde el tiempo no existe ni antes ni después del instantáneo ahora, derivas de minuciosas naves interestelares atrapadas en el ámbito inevitable de un agujero negro, ondas o corpúsculos asumiendo la curvatura del espacio-tiempo, mohos carcomiendo la superficie de las quietas aguas primordiales, visitaciones del imaginario infantil donde la imagen es verbo contenido en sus colores y formas, en los juegos variados del jardín de la ita, astronomías de constelaciones en movimiento continuo allá en el tenue nocturno donde habita la luna sonriendo, habilitaciones del instante en que la mente alcanza la realidad y se vierte coloreada, desperdigada, incoherente pero soberbia en su arte primigenio como las huellas de manos estarcidas con los ocres de antiguas limonitas, urdimbres de un arcoíris disperso por la primera lluvia del primer otoño aun sin hojas ni brisa en los castaños, vigías ocultos en los poros del tiempo, inverosímiles volantines cruzando por entre asteroides o planetas menores del cinturón principal, cenizas volcánicas aglomeradas por las mínimos espesores de la fuerza gravitatoria, polvo de estrellas en un cielo cuajado, trazas o esplendores de noctilucas o mínimas luciérnagas, luminiscencias abisales, gotas del diluvio bíblico sobre la nieves de las altas cordilleras sumergidas, manadas de elefantes rosados y ñues azules en sus migraciones por los vastos pastizales del Serengeti y del Masái Mara, o quizá simplemente las fantasías de una infantil imaginación comenzando a florecer en el campo de la informática visual, prodigios de los artilugios que serán su mundo. Vale.

Imagen: “Pintura de Arte”. Powerpoint. Lia Javiera Yacsich, (Pili). Marzo, 2013.