martes, 2 de junio de 2015

EL MAR Y TUS REFLEJOS


Te soñé, te soñé en esa playa soleada, acosada por el mar y sus reflejos, tu piel bronceada besada con delicada impudicia por un sol celoso, te soñé soñándonos mientras conversábamos de poemas y barrocos a la espera del atardecer, de sus malvas y sus arreboles, de sus rojos tenues y de sus pálidos amarillos en las alturas quietas que dan hacía el crepúsculo, yo me sumergía en tu mirada nostálgica, tu voz me iba hechizando para que no me atreviera a tocar tus labios con un beso inesperado, el mar era de blancas espumas traviesas, de pequeños oleajes que dejaban en el aire diáfano una música a ras de arena que se esparcía en tu entorno como un halo misterioso, yo miraba tu piel desnuda, los granates de tus uñas, el libro que leías antes de que te soñara, esperándome, tus manos que me negaban la caricia, el roce mínimo, tu tierna suavidad, yo observaba arrobado como en otro sueño tu pie sobre la arena, saboreaba de memoria la sal cristalizada en esos territorios prohibidos, en tus comarcas y tus paisajes, la noche se había quedado atrapada entre las algas para que no te fueras, el sol seguía yéndose cada vez mas lento esperando que te besara, tu seguías pensando en un verso que abarcara el instante con tus labios dispuestos, y yo seguía sin atreverme para no despertar nunca del sueño.