martes, 31 de mayo de 2016

TODO LO QUE QUIERES


Quieres todo mujer encelada, quieres el día y hora en que mi santa madre me echó al mundo frío y ajeno a buscarte por los recovecos y las grietas donde no estabas, mi niñez en el jardín de las dalias y mi adolescencia acumulada en el cruce de dos calles por donde el atardecer se hacía noche en un poniente allá abajo lejos imposible, quieres mis pesadillas con sus miedos y desesperaciones, mis sueños tranquilos y borrados de la memoria por gracia de mis sicóticas inhibiciones, mi desolaciones de náufrago inconcluso y de viajero extraviado, mis soledades buscadas o sufridas según ha sido el rumor de un azar indescifrable, quieres las alegrías que me fueron floreciendo entre los musgos del tiempo detenido, las miserias de alabastro u obsidiana, las pequeñas perversiones que fui ocultando en los intersticios de las brumosas madrugadas, las pocas penas que guardo para las frescas tardes de los últimos estíos, el ruido de las lluvias sobre el techo de zinc en los inviernos de mi infancia y el perfume de los nardos y el sabor de las ciruelas, quieres la cuenta de los latidos que llevo vividos y el saldo de los pocos que me quedan, la esquina donde te esperé equivocado y el mar de noctilucas fosforesciendo en aquel oleaje nocturno, los ocres y los púrpuras de un desierto que tenía tu nombre oculto en sus piedras lustrosas por los vientos incesantes, quieres mis ternuras aconchadas en las oquedades del largo destierro de minerales y arenas yermas, de rocas de verdes cobres y brillantes piritas, el óxidos de los barcos anclados en la rada con sus luces lejos donde yo me soñaba embarcado y tan lejos que no había horizontes ni altas gaviotas, quieres lo que ven mis ojos cuando los cierro cansados de buscarte, las palabras y las sombras que me definen como silueta difusa a contraluz de todo o me borran la máscara que asumo para soportar los años y las gentes, las mentiras perfectamente construidas y los versos quizá plagiados en la confusión de una sobrevivencia imposible entre fieras y acantilados, quieres la cartografía secreta de los tortuosos senderos de mi bosque, con su estanque de peces silenciosos y los números codificados con que identifico los geranios, los nombres de los pájaros, de los insectos y de los caracoles, y también el sitio exacto en que las hormigas dejarán mis huesos blanqueados en su triste cal originaria, quieres mis herencias marcadas en la piel y las voces que no olvidaré nunca porque poseen la vigencias de los seres queridos, quieres el todo y lo poco, lo que recuerdo y lo que olvido, quieres tantas cosas que me faltarían crepúsculos para dártelas todas.

Imagen.- Fotografía del autor, mayo 28, 2016.


miércoles, 18 de mayo de 2016

DIA DE MI MADRE (Fragmento interminable)


Para S. eterna.

La línea se desliza en su enjambre buscando la fúnebre geografía del abandono, del vuelo eterno, del sin retorno a sus manos venerables, la letra se fuga hacia las memorias selladas de aquellos años tan antiguos que se perdieron los códigos y se borraron los símbolos, nada fue igual después que se durmió con la serenidad de una santa y se llevó los últimos instantes de su cercanía esencial, atávica, irremplazable, las palabras se afanan en recrearla, en describirla desde el vano exilio que han sido los días recortados en los años sin ella, la frase singulariza los vocablos que le pertenecieron como los campos y las algas, el sentido de los vientos y el doloroso plenilunio, como las dalias y las azucenas, el párrafo difumina la pena, atardecer y silencio, se extiende y disgrega en un alzavuelo de palomas, en el musgo en las paredes, en la hierba que acoge su voluntad de irse sin desaparecer en las piedras ni las lluvias, en la tierra pura que caminó ya cansada la línea se desliza buscándola. Dejó su silueta en la puerta esperando, su tibieza acurrucada en la casa que la refleja en la paredes y en los rincones, atareada siempre, dejó el cansancio de tantos años abandonado en la cocina junto a la vieja escoba y a las penas que nunca supimos, las alegrías todas se las llevó escondida como los granos de uva que llevaba en los bolsillos del delantal para ir endulzando el día y quizás también para contar las horas que siempre le faltaron.

La Cisterna, Mayo 8, 2016.