miércoles, 18 de mayo de 2016

DIA DE MI MADRE (Fragmento interminable)


Para S. eterna.

La línea se desliza en su enjambre buscando la fúnebre geografía del abandono, del vuelo eterno, del sin retorno a sus manos venerables, la letra se fuga hacia las memorias selladas de aquellos años tan antiguos que se perdieron los códigos y se borraron los símbolos, nada fue igual después que se durmió con la serenidad de una santa y se llevó los últimos instantes de su cercanía esencial, atávica, irremplazable, las palabras se afanan en recrearla, en describirla desde el vano exilio que han sido los días recortados en los años sin ella, la frase singulariza los vocablos que le pertenecieron como los campos y las algas, el sentido de los vientos y el doloroso plenilunio, como las dalias y las azucenas, el párrafo difumina la pena, atardecer y silencio, se extiende y disgrega en un alzavuelo de palomas, en el musgo en las paredes, en la hierba que acoge su voluntad de irse sin desaparecer en las piedras ni las lluvias, en la tierra pura que caminó ya cansada la línea se desliza buscándola. Dejó su silueta en la puerta esperando, su tibieza acurrucada en la casa que la refleja en la paredes y en los rincones, atareada siempre, dejó el cansancio de tantos años abandonado en la cocina junto a la vieja escoba y a las penas que nunca supimos, las alegrías todas se las llevó escondida como los granos de uva que llevaba en los bolsillos del delantal para ir endulzando el día y quizás también para contar las horas que siempre le faltaron.

La Cisterna, Mayo 8, 2016.

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