miércoles, 26 de septiembre de 2012

LA DAMA


Recatada hasta el martirio, donosa en su elegancia de condesa de altos e iluminados salones o silenciosa en sus hábitos de enclaustrada en el convento de su silencio a la hora de las algarabía i los carnavales. Instauradora de límites inalienables, de rígidas fronteras i de abismos de perdición i suicidio. De intransables principios sin finales, algarabías ni consumaciones posibles. Doña, dueña del ancho solar de las soledades i de los campos de amapolas sembrados con paciente mano y regados por el lento río del que también posee sus aguas zainas, sus verdeantes camalotes, sus orillas, sus playas i sus ínsulas extraviadas. Mezcla tenue de penúltima dama del ochocientos i de primera pasajera en el viaje al reseco desierto de las pirámides i la esfinge. Perfumada de jazmines i magnolias, delicada en su floración de siempreprimavera, álgida i turgente pero ambigua. Insobornable a los halagos i al soborno de los papelitos con poemas de amor que le hacían llegar escondidos los poetas más delirantes, a la penita a la que juegan los linyeras i a las lúbricas miradas de los matreros, al frío oro i al duro diamante, al champagne de la copa derramado que apenas tocó la adormidera glacial de su boca que no besa. Patrona de la todas furias i matrona de la penas del infierno, coqueta a escondidas si la están mirando i con dulces desparpajos si solo es para los ojos que ella busca. En los húmedos i oscuros túneles subterráneos que se extienden como un laberinto absurdo bajo su tornasolado castillo cultiva en hermosas macetas de alabastro los tristes desengaños i los negros pensamientos. Pero corta de raíz las sensibles perversiones aunque florecidas sean también parte del secreto jardín que la perfuma. Su dignidad de reina coronada le hace reconocer uno a uno sus vasallos, pero ese mismo soberbio decoro le impide mirarlos a los ojos, i es su pudor inverosímil el que va dejando un reguero de corazones cristalizados entre los muy gentiles caballeros. Le atraen los atardeceres por la quietud i los arreboles, la lluvia porque le recuerda un amor lejano, i la continuidad de los parques en otoño que es cuando mejor se siente la lluvia i son más sangrientos los ocasos. Cuentan que por las noches vaga vestida de roja seda i con su mejor armiño por las habitaciones vacías mirándose en los espejos nocturnos de los altos ventanales perseguida por sus fantasmas insistentes i acosada por sus incansables demonios. Pero esos son embelecos de los arrabales que a ella ni la tocan.

2 comentarios:

  1. Me recuerda a la Duquesa de Olafff...vagando entre nabos y copas de cristal,de aquella Vimazoluleka inmortal.

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  2. Siempre me sorprendes, con esas imágenes de tu barroco divagante y exquisito.Muy bueno este dibujo de letras de...LA DAMA.

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