jueves, 13 de junio de 2013

ONIRICA


Te me pierdes en el silencio de las garzas o de los granitos erodados, te me desapareces en las fisuras del día que no deja de suceder como si nada, no urges el atardecer en sus rojos pálidos, en sus amarillos suspendidos en los cirrus tristes, en las piedras negras de los pájaros que huyen hacía la noche. Te me pierdes como si suspendieras tu existencia solo para que yo te busque en el vuelo asustado de las garzas, bajo los cantos rodados, en la primera esquina de la noche. Andarás por el atardecer ya vencido, un poco lenta, un poco sola, mirarás como si no te importara los rincones donde siempre me escondo y te acecho, buscándome, revisarás los cajones donde guardas tus cigarrillos o bajo el último libro que leíste para ver si anduve hurgando entre tus cosas rutinarias, tirarás al piso algún objeto para que al recogerlo puedas ver si hay alguna huella de pisada que no reconoces, escucharás con atención si está lloviendo acá en esta lejanía para saber si te estoy pensando, deslizaras tu dedo sobre el vidrio del ventanal anochecido y sentirás que aun rondo por tu casa, solo entonces sonreirás. Moriré de insomnio si no me sueñas, si no me enredas en la urdimbre de tus noches dormida, vagaré deshecho en pequeñas piedras rodando por los abismos de tu almohada, muerto de desoñación, de fiebres litúrgicas, de delirios oníricos, me equivocaré de sueño si no me sueñas, sin saber quien me sueña, no donde ni como, naufragaré entre otras sabanas sin el faro de tu lecho allí en la bruma y la tempestad de un mar nocturno en vigilia, o arrastrado contra los roqueríos del desvelo, me hundiré silencioso entre los sargazos de una somnolencia donde tú no me sueñas. Me quebraré en esos saltos de tus sueños y quedaré fragmentado, repartido en los trozos filosos del espejo roto, un poco en la seda lila y otro poco en las espigas, de tu sueño, porque cuando te me vas así a contrapelo del deslumbre la noche se me dobla, se me aja, se me reduce como un grano de uva que se va resecando y asumiendo sus dulzores otoñales, vertiendo en si mismo sus azucares soleados. Me pregunto si te pasará lo mismo cuando dejas de pensarme y te vas a soñar escondida en los cañaverales del río o a dibujar corazones en las arenas de sus orillas. Eso.

2 comentarios:

  1. Está hermoso este texto,
    maestro, pero toda una sentencia!! magníficas imágenes, un escrito barroco y delicioso.

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  2. Como siempre es un bellisimo texto .A eso nos tienes acostumbrados..
    Espero que sigas escribiendoo sin tantas pausas.....es cierto que la inspiracion no se alquila......a ti te sobra imaginacion.....gracias.....

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