viernes, 23 de noviembre de 2012

INTENCIONES PARA NADA

Delicadamente, rozaría con cada una de las diez sensibles yemas de mis dedos la pálida piel entera de tus muslos para aprehenderlos en toda su intensa sensualidad, para conocer al fin antes de morir la suave textura del paraíso, para saber el sabor misterioso e inalcanzable de esa tierna tibieza antes de que se evapore por los poros como un vaho de carnal dulzura. Con delicadeza de antiguo orfebre dejaría que mis manos se posaran sobre el alabastro incandescente de tus muslos desnudos como las hojas otoñales caen sobre las quietas aguas del estanque de los tímidos peces evasivos, para absorber en ese leve y placido contacto la sexualidad concentrada en su virginal pureza, para hundirme en los turbios sueños de una noche imposible. Con paciente sutileza iría deslizando como un fino pincel mis labios embebidos en la sed de ti por la seda perlada de tus muslos para dibujar sobre su exquisita tersura los signos y símbolos de las ansias contenidas, para vivir los delirios del lobo que huele y ve la presa de su hambre instintiva, pero que no alcanza a atrapar esa carne trémula tan cerca y tan lejos a la vez. Sigilosamente, lamería el mármol incitante de tus muslos para fijar en la memoria el sabor del fruto prohibido y luego sumergirme feliz en la eternidad de los fuegos del infierno, para saborear el dulce pecado de los que no persiguen el cielo y se contentan con la breve felicidad de simplemente haber vivido, para comprobar la certeza poética de que sabes a sal y azafrán en la vigilia, y a canela y vainilla cuando duermes. Trazaría con la punta de mi nariz la ruta de los besos que te iría dando poro a poro en la voluptuosa lisura de tus muslos de mi tormento para conjugar el éxtasis y la codicia, la pulsión y el encanto de tantos los insomnios acumulados, para oler el intimo perfume que se vierte en el vórtice anhelado y se propaga en sus cercanías como condenación o desvarío. Con perversas intenciones ascendería tierno y erótico siguiendo ese aroma atrapante por las tibias columnas de tus muslos para encontrar al fin la sellada puerta del templo donde los sueños se cumplen y las fantasías florecen en húmeda primavera, para socavar tu timidez de virtuosa vestal silenciosa y rendirte a la evidencia de un goce que permanecía inconsumado y que ahora por mis artes de soñador incontenible encontrará su impía vertiente. Y con esos juegos entre de acoso, seducción y consumación, quizá alcanzaría a echar a volar de tu rostro como mariposas que juegan alborozadas en la brisa esa antigua tristeza de tus ojos siempre tristes. Vale.

3 comentarios:

  1. El fino pincel de los labios, tan cerca y tan lejos a la vez, dulce muy dulce este texto.

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  2. querido amigo esto ya lo lei en La Virgen...gracias por repetirlo.....gracias por esa cercania.....................

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  3. intensivamente sensual..y disimuladamente atrevido,,, como siempre es en tus escritos de una poerfeccion increible. Maestro!!!!

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