Destrabo las fuentes del insomnio
y del vértigo, la medula anular de la madrugada que no llega, el cilicio del
insomnio de ti con sus arenas y sus ortigas, me cimbro atracado a tu puerto
como esos viejos barcos cansados y llenos de herrumbres que han recorrido
tantos mares que ya los olvidaron y solo buscan un fondeadero para volver a ser
hierro disuelto en la salazón de las aguas de ese mismo sueño, de ese mismo océano,
de ese mismo horizonte, de ti misma (mía) esperando el poderoso amanecer
soleado con tus palabras y las gaviotas del encuentro para resarcirme por este
extenso desierto que atravieso sin ti. Pero cuando te alcance, cuando te
atrape, cuando te secuestre y te siembre en los territorios de mis semillas te
voy a hacer morir de besos, de lenguas trabadas, de salivas embebiendo los
labios, de bocas anegadas de nosotros, de misteriosos trabalenguas
intraducibles susurrados mientras nos morimos de esos besos, de esos besos
salados de timonel extraviado ebrio de ti sirena lamiendo la sal de tu piel bajo
tu desesperación en desamparo, palmo a palmo como un denso caracol enviciado en
la noche que irá a saborear las ultimas sales marinas de tu cuerpo dormido,
frágil, expuesto vulnerable e indefenso al morboso frenesí de mis deseos oceánicos.
Tuerzo rumbo de velero en borrasca y me aboco a tu persecución marina invocando
todas mis artes de mar y el velamen alzado a contraviento, sigo los signos de
las estrellas, el vuelo de los cormoranes, descreo de brújulas y astrolabios y
sextantes, enrumbo por las aguas zainas de un río ancho y desconocido a
contracorriente de misteriosos camalotes. Allá tú, con tus furias desatadas, tus
rencores sulfurados, tus salivas ácidas que corroen todo lo que tocan, tus
recatos y pudores de mariposa y tu infidelidad, mía, de libélula embaucada,
porque insistiré en el oscuro, pervertido y dulce placer de sentir tus garras
uñas en mi piel rasguñando hiriendo sajando hasta sentir mi propia sangre
escurriendo vertida por tus celos incontrolables. Destrabo y tuerzo sin sosiego
para alcanzarte en las islas de tus furias, atravieso atardeceres incrustados
de las rosas furtivas que sustentan la plenitud ostentosa de tu piel, cruzo desembocaduras
equivocadas donde te pierdo entre cañaverales y ciénagas, destrabo, tuerzo,
atravieso y cruzo vértigos e insomnios, recojo vestigios de tu continente para
convencerme que estás poco más allá esperando al naufrago que aparecerá por el
levante para venir a morir de besos en tu boca. Vale.
sábado, 12 de enero de 2013
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cruzo desembocaduras equivocadas donde te pierdo entre cañaverales y ciénagas, destrabo, tuerzo, atravieso y cruzo vértigos e insomnios, recojo vestigios de tu continente para convencerme que estás poco más allá esperando al naufrago que aparecerá por el levante para venir a morir de besos en tu boca. Vale.
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que bellas figuras,que hermosas descripciones de fantasias y desesperos a la distancia invisible a la muerte-vida....al océano implacable.