lunes, 19 de agosto de 2013

DE MIEDOS E INCISURAS


Tememos seguir buscándonos por otros laberintos más allá de los meandros de este ahora donde nos encontramos cegados perdidos extraviados, como si esta circunstancia fatal fuera el limite frontera deslinde de lo racional o lo posible, confundiendo con certeza la falacia que a partir de este aquí entraremos en lo prohibido, en la locura salvaje de dos almas que se necesitan hasta lo sublime sin entender (ni necesitar entender) el porqué de esa necesidad ni asumir las imposibilidades, la distancia y la mísera realidad que cada uno vive en su propio mundo ancho y ajeno. Tememos cruzar el muro que nos hemos construido y detrás del cual intuimos sabemos creemos existe aquel soñado paraíso inalcanzable. Tememos dar un paso que nos despoje de los sayos en una brutal reciprocidad, aun sabiendo sintiendo viviendo este extraño amor que nos embriaga con su cotidiana vendimia, con sus ansias de entregarnos y los deseos de poseernos, con el miedo a volvernos vulnerables, a ser al fin lo que realmente somos y decirnos lo que verdaderamente sentimos, y que nunca nos atrevimos a mostrarle a nadie porque nunca antes habíamos encontrado a nadie capaz de aceptarnos como somos, ese miedo. Miedo a la pasión desbordada, a la caída de las autocensuras, miedo a ser libres e ilimitados. Miedo a las pulsiones, las fantasías, los instintos en blanco y negro, la comezón en el hueso sacro, la sensación de otra piel en la yema de los dedos, los labios adormecidos por los mordiscos, las palpitaciones en el pubis que se cimbran en el borde del dolor, el restriego de los cuerpos ciegos en sus lúbricas luces secretas, las frotaciones de las piernas en la trabazón de la búsqueda del acople final. Pero no debes temer a nuestros miedos, pues besaré primero tu Incisura jugularis con besitos breves como de cariño hundiéndome en tu perfume y en la tibia suavidad de ese pozo de dulzura. Deslizare luego mis labios en fuego por el borde convexo de tu clavícula de ida y de vuelta: hacia el lado de tu corazón y después a tu diestra. Después, en un delicado viaje de besos navegaré como dormido a lo largo de tus Incisuras claviculares en la diestra primero y después en la siniestra y entonces, ebrio de tu piel clavicular y con furia de naufrago me dedicaré a tu boca. Solo después iré a por saciar mi sed en la sed de tu cuerpo, a desbrozar insistente e incesante la confusión la noche, mientras tu duermes cansada de los festejos de ese antiguo carnaval del adviento ya sin temer a nuestros miedos.

Notas anatómicas.-
Incisura jugularis: Es la pequeña cavidad o "pocito" que se forma debajo del cuello.

Incisura clavicularis: son los surcos que se encuentran a cada lado de Incisura jugularis.

1 comentario:

  1. hermosa leccion de anatomia.....asi aprenderiamos mucho mas en los liceos...

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