viernes, 23 de agosto de 2013

DE SOMBRA Y FANTASMA


(Milongueando)

Sabés que a vos me gusta canyenguearte, lo sabes pebeta linda, atajarte en los cortes macho tuyo/hembra mía, hundirme en tu perfume de lejanía hasta el morirme, rozar entre tus piernas con las mías, indiferentes y sexuales, tocar como no queriendo tu piel nítida por el tajo de la falda para palpar el paraíso, beberte los besos sin azúcar paladeando la hiel de tu saliva, dolerme de esa pimienta tuya que me hace lagrimear cuando me corroes los ojos mirándome con tus ojitos de novia mirando el río nostálgica buscándome en los camalotes que pasan derivando, abrevar en tu sudor la salinidad escondida de tu cuerpo, lo sabés, lo sentís ahorita mismo que me leés apuradita pa'que no te pillen vagando por la luna, que escuchás esas milongas con los ojitos cerrados para sentir que me sentís en beso vivo, en el calorcito que te sube por tus piernotas hasta donde no debiera, en mi pecho que se aprieta contra tus senos con la misma intensidad que has imaginado en tus insomnios tangueros, en mi mano insistente e impúdica que tiende a bajar con sensual desparpajo de la concavidad de tu cintura hacía la tibia convexidad de tus nalgas. Sabés que a vos me gusta orillarte entre caña y tabaco, emborracharte por lo bajo, en susurros y arqueadita, quemarme la oreja en tu aliento de menta y coñac, arder de puro enconchado con tu mejilla en la mía y morfarte de a poquitos el lóbulo hasta el aro, oír tu respiración agitada cuando te atravesás vencida en la finura de un corte. Sabés que a vos me gusta tanguearte como un lirio tanguero en un vaivén o un boleo, aferrarte con caricia furtiva en la quebrada y llevarte casi abusada en los firuletes, adormecerte en un remolino de ochos y despertarte en un largo lento gancho con respuesta, lo sabés papusa coqueta, por eso alardeás espantándome el minaje para que solo me queden tus ojos con su miel sin dulzura, su pimienta quemante y su fría sal cristalizada. Delicias del fervor de tu mano en mi mano, de tus dedos jugando a contar en mi espalda, de tus piernas vanidosas horquillando mi rodilla en voluptuosos entreveros, delicias de tu cuerpo entero cuando el tango se nos viene lento. Vení a bailarnos pebeta linda que la vida se acaba en un dos por cuatro. Vení a confirmar que seguís siendo dueña de mis lances de chanta tanguería. Eso.

1 comentario:

  1. Que argentino que estas....todo me suena a Gardel con esa hermosa voz que tenia.....y un mate para descansar.Maestro!

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