domingo, 8 de septiembre de 2013

PARFOIS JE TE RÊVE


A veces te sueño desdibujada y sin rostro para no importunar a alguien o deshacer tus remilgos de esfinge lapidaria, te veo en matices de verdes tenues y azules muy pálidos, siempre estás sentada fumando o leyendo, escondida en un rincón donde no te vean los ojos inquisidores de tu alguien celoso de lo que piensas o sueñas. Allá él, yo acá te sueño a propósito para besarte furtivo detrás de las orejas, acariciar tus piernas disfrazado de gatito ronroneador, mirar con desparpajo de macho invisible tu impúdico escote o tocar tu pelo desde un lejos cauteloso. Otras veces, para que no te asustes, no te sueño directamente sino reflejada en un espejo o en una copa de vino que hay sobre una mesa de mantel del mismo color burdeos, nunca en porcelanas o bronces porque sé que ahí no te dejas reflejar para que no se te aquieten los deseos. Te sueño semioculta entre velos o burbujas, yo detrás de un cristal o una ventana que da a la calle, vislumbro la palidez de tus muslos porque la falda la dejas al descuido sabiéndome sintiéndome que desde algún lugar imposible yo te observo como soñándote emboscado. Rara vez te hablo porque sé que no me oyes, ensimismada como estás en tus pequeñas rutinas de escarmiento, ordenando la casa o pintando tus labios con ese mismo burdeos del mantel y la copa. A veces te sueño disgregada, sin nombre ni fecha de nacimiento, anónima pero no misteriosa, para que no te me disuelvas en las soberbias de la bienamada. Suceden ciertos insomnios en que hay algo que me hace verte translucida y dividida en claros fragmentos de ti, quizá como castigo o suplicio, entonces solo me queda ir uniendo esas fracciones para contemplarte como quiero, entera y mía, y se me va la noche en ese juego de rearmar tu cuerpo de acuerdo con la poca memoria que poseo de ti. Alguna vez me equivoqué de puerta, era un sueño con poca luz, y entré en el sueño de una dama muerta que andaba buscando sus joyas para presentarse elegante y sofisticada en la puerta del infierno, conversé largo rato con ella sin saber que no eras tú, hasta que me miró con sus ojos tenues, sin vida, y le miré las manos. A veces te sueño de una densidad intangible, etérea o desvaída, entre azulina y verdosa, apenas delineada por trazos grises u ocres, y temo palparte porque, en el sueño, sé que te romperás en pedazos como papel quemado y te perderé para siempre de mis tenebrosas vigilias.

3 comentarios:

  1. Relato perfecto sobre esas fantasias que causan muchos sentimientos,en este caso el amor. Se teme que todo se borre , se diluya. Hasta ocurre el sentirse como una estatua de piedra y no poder correr para alcanzar al ser de los desvelos.....

    ResponderEliminar
  2. Este texto está redondito, claro, hasta sublime, me encantó, se lee lento y sin sofoco, lindo, lindo profe.

    ResponderEliminar
  3. excelente estructura estética, abrazos desde Chile, Ro

    ResponderEliminar