domingo, 15 de enero de 2012

INCESANCIAS

Te busco entre los escombros y la fuga, entre lirios y salamandras, en los acantilados del exilio que dejó tu nombre, en las furias sajantes de las arpías y los venenos tiernos de las medusas, en las oquedades, en las vertientes, en el templo donde se queman los inciensos a tu imagen de mármol y oros antiguos. Más allá de tus susurros, entre tus labios de silencios hundidos, en las comisuras quietas de tu boca de besos, debajo de tus manos, arriba de tus ojos, en tu borde de río en estiaje, en los salmos de la tarde y las ceremonias del nocturno incipiente, cerca del bosque de magnolios y la selva virgen de pasionarias entristecidas, allí en los cañaverales de las marismas y en las playas de las islas, tus islas del invierno sin ti. Hacia las arcillas muertas de la orillas, en la cadencia de las garzas en sus vuelos, por los pedregales lavados y los soles encendidos te busco con afán de canoero perdido y exhausto, de conquistador abrumado por los vestigios de los senderos que llevaban a ti y que ahora se cruzan y giran y se devuelven y desaparecen y se hunden en las ciénagas secretas donde tu nombre es un mapa borrado por el tiempo. Busco tu piel, toda extensa y desnuda, su calor embebido y su tierna impudicia, para poseerte en un amor de caracoles que nos envuelva en las babas y espumas de un sexo primigenio, ancestral, un sexo de delicadas perversiones que desmembre y fragmente tus deseos con la turbia densidad de un ansioso escarabajo en celo. Busco tu vértice de orquídea para escandir susurros en tu vórtice trémulo, y beber allí ebrio de ti los néctares del rito de los brebajes que silencian las palabras en el dulzor hondo de tu cuerpo, te exploro buscando el verbo en tu aroma para desatar mis espesos delirios en ese sensible palimpsesto para borrar todos los vestigio de otras voces que no cantaron como yo ahora canto y busco tu piel entera. Voy hacia la noche a seguir buscando tus parajes encantados en el sándalo que inunda tu piel cuando sueñas, cuando te me escapas por los laberintos de madreperla donde anidan tus rencores y tus magias, cuando duermes entre el oleaje de tus sabanas rendida a tus cansancios y hastíos, sola, impenetrable, casta vestal del santuario de los lirios desnudos, hembra de furias y tormentas, mujer de amor extasiada, dama de los rocíos que cristalizan en el jardín de las rosas que miro absorto antes de entrar en el ultimo de tus crepúsculos.

2 comentarios:

  1. Que decir, F. de este texto de ensueño, lo desmembrararé palabra a palabra, sílaba a sílaba hasta absorberlo en toda su belleza.

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  2. es una declaracion de amor, para un ser que no tiene edad ni tiempo... un ser que ocupa tu vida desde hace milenios .Ahora lo descubres y lo añoras.Hilda

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