miércoles, 13 de marzo de 2013

FRAGMENTO Y BIFURCACION (II)

(Rescoldos humeantes de N.)

Yo era el fuego que te quemaba ululando en los extramuros de tu cuerpo, la llama que ardía con vergonzosas insistencias en tu sexo antes dormido, hoguera y carne trémula, hundiciones orbitando los insomnios arenosos humedecidos en ese sudor desperdiciado por el atroz e inútil celibato involuntario. Yo fui  la lava ardiente que derramándose en ti te sofocaba en la penumbra de las noches en vela, que te retorcía los deseos deformándolos, convirtiéndolos en pecaminosas depravaciones, en desenfrenos inmorales, arrastrando tu ruborizado pudor a la sucia e ilimitada corrupción del goce que nunca se alcanza ni se toca porque es imposible. Yo te induje a los libertinajes de prostíbulo, a las dramáticas perversidades que solo florecen en los rincones malolientes de los antiguos puertos de cabotaje, a los descaros del sexo por el sexo con sus inmoralidades y sus vicios y sus impurezas herejes y a sus intimas perversiones. Por mí tocabas lúbricamente tu cuerpo en pecado, olías otro cuerpo ausente con la intensidad de una inmediación necesaria y urgente, y solías dejarte poseer a ojos cerrados para ver mi rostro sobre el tuyo sin besarte. Ahora bien. Recordarás ese viernes negro ¿no?, bien, creo que ese día me di cuenta que ya no tenia el control, que eran sus emociones, por demás dolorosas, las que habían invadido y dominado su voluntad. Tu sabes, yo solo existo en la medida de que “él” me de el espacio para respirar, aunque me duele reconocerlo, en ese su Universo Interno como lo llama, donde “él” es un pequeño dios, y ahí se hace solo su Voluntad. La verdad, es que “él” me deja hacer, sentir, vivir, en la medida que no toque sus leyes inmutables, ese canon que “él” llama el Código Primario. Este Código que está constituido por instintos muy básicos, por una ética primitiva, ancestral, yo diría, por una ética que es más primaria y elemental que la animal. Esta basado en egoísmo, en un sentido de propiedad absoluto, en los instintos del lobo o del simio originario. Es más, creo que “él” me culpa de su dolor, y esto porque sabe, (y “él” siempre sabe todo), que para mí no hay limites éticos ni restricciones emocionales, ni necesidad de posesión. Tú sabes, yo solo gozo, disfruto la lluvia porque solo necesito el agua para calmar la sed. Y todas las aguas calman la sed. Esa sed que sigue sucediendo.


3 comentarios:

  1. laberinto lleno de misterios.Aunque eso otro no existe sino en ficcion ese celibato voluntario es una forma de entrega a lo imposible.Una entrega que pasa de lo fisico, de lo tocable,de lo que nunca se sabra porque nunca exisistio y nunca existira....solo una vez.

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  3. "...y solías dejarte poseer a ojos cerrados para ver mi rostro sobre el tuyo sin besarte..."
    Amor que sobrepasa el infinito.....

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