viernes, 26 de julio de 2013

EL INFIERNO ES NO TU


Y el silencio de las tumbas se lee en el susurrante del viento invernal que suele asolar los cementerios de los no soñados en los días fríos. Porque tú te me vas en medio de la lluvia, te diluyes en las aguas que agreden las rosas desvanecidas, te me vuelas hacia las goteras de las techumbres, te me escondes en las agonías de los gorriones ateridos de frío, sin soñarme. Pero estas ahí. Sé que estas ahí detrás de esa puerta infranqueable, atrapada en un silencio de altas piedras dormidas, prisionera de tus dulces recatos y de cercano pasado, y casi escucho tu voz, imagino tu risa, o toco tu pelo, pero sin existir, sin ser en ti, sin saber si me presientes, sin la magia de tu palabra o el hechizo de tus imágenes, sin poseer como antes tu rostro amado ni tu cuerpo deseado que habían socavado las ansias incontenibles de mis días. Te sé y te adivino ahí en tu otro mundo de continuas rutinas también enjaulada como una paloma herida sin vuelos ni besos, sin los susurros de mi voz ni mis asedios en los espejos, sin la plenitud del amor que se vuelve grama y primavera. Estas ahí, lo sé y lo siento, pero es como si no estuvieras porque ahora andarás por la lluvia sumida en tus tristezas, reflejada en los charcos y en las gotas que penden cristalinas de las ultimas hojas de los árboles del otoño naufragado, andarás con tus sueños humedecidos, con tus semillas dormidas en la vastedad del día lluvioso. Cuando no te sueño es porque no te encuentro en tu lecho dormida o caminando por ese parque de siempre o vitrineando por las callecitas esas, vos sabés, olvidando que soy el que soy, sabiendo que es cosa que te sueñe y ya te traigo dormida. Te hacés la silenciosa perdida ausente para negarme tu persistencia de limaduras del hierro que sofocan mis insomnios e imantan el duelo clavando la aguja en el rumbo equivocado de la noche sin estrellas donde navego en la calma chicha de tu oleaje omitido por tus recelos y falsos desengaños, por tus delirios mortuorios, por los retumbos de los tambores de guerra santa florida, por el suicidio de los pájaros que esperan la lluvia que hoy no llegó y por los escarabajos que rastrean tus huellas en el humus del último deshoje de este invierno. Vale.

2 comentarios:

  1. una declaracion de amor a ese Amor que no se sabe si es real o fantasia.Hermoso!

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  2. "Te hacés la silenciosa perdida ausente para negarme tu persistencia"... ¡qué pasó ,che, querido?...jeejejeje...bromas aparte...me encantó...saludos, amigo.

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