jueves, 7 de mayo de 2015

ELIPSIS/SISPILE


En tanto marca que se desliza, se mueve paralela a la realidad, repite inversa, copia transformada, virtual, sucede en un instantáneo después vertiginoso, infinitesimal, un ahora casi en contacto con el aquí y por ello verosímil, ilusión tras en sobre cristal, intocable y mentida, invertida, lo otro mismo orto, dualiza, no se bifurca, contiene, cristaliza, quizá absorbe duplicando sucesivo. Vidrio y cinabrio, aguas quietas, lisa obsidiana, bruñidos metales, cobre, plata o bronce, amalgama de plomo o estaño, aluminio, derramados vertidos esparcidos sobre la lisura de sílices intranquilas, plateadas superficies que plagian tu rostro, copian tus gestos, calcan tus alegrías o tus penas, falsifican tus rasgos, calcan tu mirada en otros ojos trasplantados, iguales pero sin vida, como muertos bajo el cristal de un féretro vertical incrustado en el muro. Tus ojos en todas las lunas, tu rostro enmarcado, limitado por decoradas geometrías, tú devuelta como imagen, inmaterial, impalpable, sin voz ni tibieza, sin el ácido perfume de las oscuras rosas rojas, sin el vaho vivo de tu respiración, sin la posibilidad de acceder a tu ternura, la mirada que no encuentra los fulgores latiendo en el lado equivocado de la mísera realidad, te observas, te repites, te especulas, rozas el absurdo invertido, reconoces al que no es, al que nunca ha sido ni será. Repeticiones inútiles de gestos, rictus, sonrisas cínicas, muecas de payasos de circo pobre o mohines de falsas esfinges, ambigüedades y aspavientos, arenas, polvo o cenizas que serán cuando todavía parpadeen los últimos vestigios de la última vez que te asomaste a esa mentirosa ventana donde los objetos pierden su realidad y sus concretas geografías. Tu silueta iluminada intangible, sin la soberbia que te inunda en este reverso ni la imperceptible corrosión de los años en los gélidos cuarzos de tus manos, vidrieras que te persiguen repitiéndote como las copas o los vidrios cotidianos, tu bosquejo a contraluz en las mamparas de las puertas cerradas, tus escorzos en las acuarelas de la pompas de jabón, en la anilinas metálicas de los pomos que esperan tu tibia cercanía, tu reverbero en los charcos que te siguen sin dividirte, innumerables en las calles después de las lluvias. Planos inquietantes, tridimensionales, pulidos hasta el engaño, relucientes facetas del ojo de un monstruoso insecto desperdigado en los infinitos universos posibles, deformaciones cóncavas y convexas, esféricas refracciones del todo, del absoluto contenido en la reluciente curvatura, elementales ejecutores de un antiguo pacto, multiplicar el mundo como el acto generativo, insomnes y fatales (i). Azogues donde despareces.


(i) Borges

1 comentario:

  1. Hermosos sentimientos a ese ser que tanto se merece, sentido homenaje. Gracias Maestro por tanta maravilla que deleita el corazón de quien le lee.

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