sábado, 14 de abril de 2012

NADA INCONCLUSA

Amiga niña, te ves hermosa y triste, de ojos naufragados en tu misteriosa melancolía, te ves ausente, de sonrisa escondida, como si el sopor de la tarde de este otoño se te viniera en descampado con esa fina llovizna que solo tú presientes y te quedaras suspendida a un geme del suelo, elevada e incipiente. Te ves linda y ciertamente dormida, flor en negro y encajes, en el breve color de tus labios sin besos y en el delirante granate de tus uñas, cautiva en la filigrana de tu pulsera, entre las rosadas flores que casi te coronan. Te ves delicada, tenue, al borde de la evanescencia o la desaparición, de rostro entristecido por los días y los meses y los años esperando, esperando. Tus manos juegan atrapando secretas mariposas invisibles, explorando el aire sutil, la luz inclinada, el encanto sombrío de la hora intermitente en la palidez incesante de tu piel que reverbera instaurando tu vigencia de lánguida princesa doliente. Alabastro, mármol, pétalo extendido de blanca rosa perfumada, tu piel reverbera decretando tenebrosas instauraciones. Y yo me asombro, me estremezco abrumado de tu boca imaginada por mis besos, y me voy canteando los granitos del desespero, lajando las calizas de la angustia y la espera, puliendo el sueño donde te beso, ese recuerdo inalcanzable de hacerte desaparecer entre mis brazos, de ir a ti a contravientos y rompeolas rastreando la evocación de un ayer que aun no es ni siquiera un mañana. Y me voy adentrando en tu piel de rosa inmaculada con mi armadura rota y mi pena de naufrago, me voy costeando enredado en el encaje de tu escote, asolando el sangriento granate de tus uñas, rebuscando la caricia efímera de tus manos entre mariposas y libélulas, conteniendo tus instauraciones, tus reverberos, tus intermitencias. Y me desgasto en palabras, me diluyo en verbos y maravillas indagando entre guerreros y vagabundos como hacer para seducirte sin que te des cuenta, examinando las mustias posibilidades de hacer caer los altos muros de tu castillo, meditando sobre las desolaciones que deberé atravesar para llegar a tu lado y rendir mis banderas al emblema de tu imperio taciturno. Te ves lejana de horizontes, contigua a los quebrantos de las lunas menguantes, te veo en la oquedad de un corazón de crisálida y en los párpados llorosos de los castaños cruzando el invierno. Invoco tu nombre en la perdición del oscuro de tu pelo con la siniestra certidumbre de jamás tocar tu mano ni verme en la obsidiana de tus ojos. Vale.

4 comentarios:

  1. Bellos pero juraria que ya lo habia leido....y la niña sigue esperando

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    1. Rasgos o constantes del neobarroco


      Nueve, según Omar Calabrese, son los rasgos definidores de la cultura neobarroca: ritmo y repetición; límite y exceso; detalle y fragmento; inestabilidad y metamorfosis; desorden y caos; nodo y laberinto; complejidad y disolución; “más o menos” y “no sé qué”; distorsión y perversión.

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  2. No me parece haber utilizado la palabra repeticion.
    Dije que creo haberlo leido ya.Usted publica en muchas partes.
    La niña sigue esperando...fue una delicada broma solamente.

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  3. Tengo cada uno guardadito,no me veas como una niña lejana si estoy tan cerca de tu mirada

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