lunes, 22 de marzo de 2010

UMBRIOS PAISAJES ZODIACALES

Aquí un dragón de fuego, carnero y vellocino de oro en un campo de margaritas silvestres, de lilas, de tulipanes y amapolas, bajo el dios guerrero carmín, rojo, escarlata, cristalizado en amatista, en hierro, con aroma a madreselva en helicoidales tentáculos sobre altísimas araucarias sobre desolados territorios escarpados. Allá una serpiente de tierra entre lirios y orquídeas, reptando sigilosa entre esmeraldas, ágatas verdes, peridotos, o calcedonia con venas de cuarzo y de ópalo, concéntricas, blancas, pulidas y brillantes, a veces negra con vetas blancas como nieve muerta. La diosa del amor atrapada en los ocres, verdes, naranjas, amarillos, entre el coral y el cobre, saturada de almendras amargas, rosa, vainilla o violeta. Corta el cielo un roble, silencioso y vacío. Arriba el caballo hecho de aire cabalgando por las rosas, las violetas, y los lirios del valle, gemelos de berilo, ágata o topacio. Ojo de Tigre en la orbita solar del planeta ardiente, azul, amarillo, anaranjado, perfumes venenosos de lavanda y benjuí, magnolios en flor. Abajo el cangrejo que ayudó a la hidra, tallado en aguamarina clara, con incrustaciones de selenita, y de esmeraldas verdemar. Cabra habitante del loto, el lirio y la lila. Piedra del ópalo hindú, la úpala, piedra noble. Agua y Luna en un cielo bifurcado azul, castaño rojizo, plateado. Joya misteriosa de feldespato y perla engastada en plata, oliendo a jazmín y sándalo, lejana como los álamos. Al oriente un león de piel impenetrable. Mono de citrino con ojos de rubí, feroces y bellos. Fuego de un sol dorado, naranja, rojo, quemando ámbar, criolita y diamante amarillo, oro con reminiscencias olorosas a bergamota, incienso, almizcle, en los colores del alelí, la amapola y la rosa. Abeto solitario en lontananza. Hacia el poniente el gallo terrestre, Virgen de jaspe semítico, urgiendo la campanilla, el jazmín y la acacia única diosa virgen sobre un plinto de ágata verde, de olivina, o topacio, mercurial, fulguran en sus ocres, naranjas y amarillos, oliendo a lirio de los valles, siempre a la sombra de los pinos. En el septentrión hay oscuros equilibrios en el perro del aire, y un jardín amanecido en narcisos y violetas, en claveles blancos y jacintos. De afilados colmillos de diamante o aguamarina. Solo la estrella de la tarde aplaca sus furias azules, y cierra sus ojos de cornalina y crisolito. Su aliento huele a almendra o a vainilla, y sus afiladas uñas son de bruñido cobre. Por el austro, un escorpión de aguas acorazado de granate, hematíe y amatista, en su cola terrible refulge el aguijón de topacio. Oculto en una trama de claveles rojos, de amapolas y tulipanes rojos. Habitante y guardián del inframundo, de los atardeceres rojo violáceos, y de las sanguinarias y las malaquitas. Nocturno es de hierro, y en primavera perfuma las mañanas de flor de cerezo o sándalo cuando se escabulle en el oleaje de los sauces. Cerca el centauro, arquero, rata, flecha traicionera que propaga el fuego del rubí en los pedregales de turquesa y lapislázuli bajo la mirada del dios de los dioses. Fuego llameante en un cielo azul y humaredas de estaño. Olor de mirra en el secreto del gladiolo y la placidez del enebro. Ahí, un buey de onix negro u obsidiana que pace pastos de jade rosa. Cabra amamantando al dios en la tierra del boj. Anillos girando como plomo derretido en el índigo. Fragancias a magnolia, a pino, a gardenia sobre setos de madreselvas y cimbalarias. Lejos, el tigre de zafiro azul chapotea en aguas incrustadas de amatista violeta. Escanciador del aire y del fuego sobre la dalia y el pensamiento. Aguador del dios primordial en su cielo azul eléctrico o azul marino. Perla negra, obsidiana, ópalo, zafiro, hacha de plomo, esencia de azalea. Ciprés alargado y señorial, luchando contra el viento, sin sombra. Sumergidos, peces bajo el lirio de agua, el lirio rojo, el narciso, el loto, y en la orilla las dos rosas, la púrpura y la violeta. En las raíces añosas de un haya un conejo de ópalo, roe un tridente de coral y estaño, todo bajo un resplandor de turquesa desperdigado por un sol de crisolita, verde claro, verde bar o azul verdoso. Constelaciones atrapadas.

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