sábado, 26 de junio de 2010

CARTA A LA DIOSA IMPURA

Te escribo desde el rincón más oculto de tu propio insomnio, desde la penumbra de tus sueños secretos, desde la honda caverna de tus instintos. Porque solo ahí existo, solo en tus sueños, de noche, al borde del lecho de fuego donde la madrugada te encuentra despierta buscando en tus memorias una imagen, un roce, un latido cercano que te acurruque en ternura y en pasión, en dulces murmullos y en sofocados grititos, en ardientes caricias y en eróticos abrazos, piel contra piel, carne en la carne, sudores que se comparten en la oscuridad húmeda, olorosa de sexo desatado, voces arrulladoras que abren las puertas y los cuerpos, desnudos, ansiosos, y entonces soy en tu sueño el que buscas, y te entregas rendida, anhelante, y en la espesura de la selva de tus instintos soy león y macho, soy gesto y fuerza, soy tierno y vibrante, a tu gusto, a tu placer, a tu modo, como el mismo sueño que en ti soy. He leído y releído tus cartas, explorando, buscando, mirando lo que dices y también en las penumbras de las entrelineas, de lo que no dices pero esta ahí, y ha sido como entrar en tus laberintos más profundos, en tu baúl de secretos, y he sentido celos, furiosos celos de los hombres que te poseyeron, que alcanzaron tu piel perfumada, que bebieron en tu rincones íntimos, que se hundieron en ti envueltos en tus deseos fingidos, que escucharon tus falsos susurros ansiosos, tus quejidos contenidos y tus grititos de placer… ah! que deliciosos y apasionados y terribles celos siento por esos fantasmas, pero también leyendo en las entrelineas de tus palabras reviví cada detalle, cada intensidad, y fui el primero y el ultimo, fui ese, este, aquel, y fui cada uno de esos amores de la lista de espera, y fui todos tus hombres, fui mis propios enemigos en ti; fui artistas, empresarios, políticos, presidentes, dictadores, generales y almirantes, fui victoriosos seductores engañados y también humillados pordioseros de tu cuerpo de estatua inalcanzable, y poseí tu cuerpo estremecido cada una de esas veces en que te entregaste por amor, por pasión, por sexo o simplemente por lánguida soledad…! Sí, leo y releo y hurgo en tus escritos... ya te enviaré un compendium de los fragmentos de tus laberintos que más me han dolido y excitado a la vez. Sí, mis celos son como heridas purulentas que bajo una costra inofensiva esconden sus venenos, su dolor sordo, su furia mortal…, son violentos como todo lo mío. Tú lo sabes. Mas no puedo evitar el sentirte intensamente en todo mi ser, invasiva, delicada, mía. Desde un rincón en penumbras te miro, te observo con ojos perversos, miro a mi hembra, a mi madre, a mi amante, a la mujer que me dejo entrar en sus laberintos para ella entrar en los míos. Soy el predador o una presa más? o ambos a la vez?, o esto es la comunión sublime de dos almas perversas que se buscaron por los siglos pero siempre por los lugares equivocados para evitar este infierno de sabernos imposibles a pesar de todo el amor derramado?

3 comentarios:

  1. las palabras son otro invento del hombre... pero como muy pocas cosas, esta es una de las cuales hace que siga sintiendome orgullosa de ser parte de la humanidad porque somos capases da amar y de expresarlo. Compartirlo para convencer, para convencer que lo que decimos es verdad... es increíble como estas letras juntas provoquen sensaciones tan ocultas y olvidadas en nosotros.
    gracias por tus publicaciones.

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  2. Recopilando y buscando veo este escrito nuevamente....que me trae tantos recuerdos de las soledades buscadas,de los encuentros furtivos,de las sorprendentes casualidades , de todo ese mundo que pensamos no existia. Es pco comun, poder recordad un pasado que siempre sigue presente..
    Hilda

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