sábado, 12 de septiembre de 2009

DE LA BUSQUEDA DE TI REINA


..., se sintió más triste, más solo que nunca en la soledad eterna de este mundo sin ti, mi reina, perdida para siempre en el enigma del eclipse,... EL OTOÑO DEL PATRIARCA Gabriel García Márquez

....y te busqué Reina, te busqué primero lento y seguro en las cosas cotidianas, y en los sitios cargados con la obviedad de la rutina, y después te fui buscando Reina, ya un poco más inquieto, en cualquiera de esas esquinas posibles y al poco rato también en las improbables, y seguí Reina y te busque en los lugares imposibles soñando que habías amanecido equivocada, y te busqué Reina en los calurosos pasajes de la memoria y entre los instintos premonitorios, y te busqué debajo de las uñas y entre las grietas de la piel, y también Reina en los rezagos del día anterior y en el púrpura destrozado de mañana, y entre aquí y ahora Reina, y en los pequeños registros de nuestra historia y en los capiteles de todo monumento y en las plazas habitadas y en las plazas desiertas, y en la mesita del café y en el escaño del parque donde sabía que no ibas nunca, y te seguí buscando Reina debajo de los adoquines de esa calle larga donde tampoco vives y en el tumulto de gentes del único aguacero que recuerdo, y te busqué más adentro Reina, entre tus huesos de gata, y en la trama sensual de tus cartílagos flexibles, y en tu carne todavía tibia y humeante, y en la sangre vertiginosa que te empuja los deseos, y en los fluidos mágicos que brotan de tu cuerpo cuando estoy cerca Reina, y te crucé Reina de piel a piel, de pelo a pies, de diestra a siniestra, de adentro hacia fuera y viceversa, y no era eso Reina, y me adentré más aun, y encontré tus sombras y tus abismos, tus recuerdos de guarda y los ya resecos de la infancia, y no Reina, que no era eso, y ya muy adentro reconocí las ciénagas de mi presencia, y pude ver las grutas habitadas por los fantasmas de tus miedos a confundirte y los terrores de tus insomnios Reina, y no Reina, no era eso, y rompí la brújula Reina y te seguí buscando a tientas para ver si mis manos veían más que mis ojos, y no era eso Reina, no era, y te seguí buscando en los reflejos de todos los cristales, en la palabras susurradas y los grititos sofocados, y en las voces de la calles y los primeros soles de diciembre Reina, y nada, que no fuiste habida ni vista ni vislumbrada, y aquí me tienes Reina buscándote tarde en la tarde, a la espera que la noche sea clara para buscarte sin esperanza en los intersticios del sueño Reina, y mientras llegan mis sombras Reina, que llegarán, te escribo esta carta para que no te me pierdas nunca Reina, no cuando te busco, y también para que sepas lo que ya adivinas, que te estoy buscando Reina y que no te encuentro...

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