sábado, 12 de septiembre de 2009

GENESIS, OPCION B


Al principio creó los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y solo un extraño espíritu se movía sobre la faz de las aguas. Y entonces dijo “Sea la luz”, y fue la luz. Y vio que la luz era buena; y para mejor orden separó la luz de las tinieblas. Y llamó a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana del primer día.

Luego pensó que hubiera expansión en medio de las aguas, y se separasen las aguas de las aguas. E hizo tal expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. Y llamó a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo.

Dijo después: “Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco”. Y fue así. Y llamó a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio que era bueno. Después dijo: “Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra”. Y fue así. Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio que era bueno. Y fue la tarde y la mañana el día tercero.

Dijo luego: “Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra”. Y fue así. E hizo las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio que era bueno. Y fue la tarde y la mañana el día cuarto.

Dijo: “Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos”. Y creó los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio que era bueno. Y los bendijo, ordenándoles: “Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra”. Y fue la tarde y la mañana el día quinto.

Luego dijo: “Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie”. Y fue así. E hizo animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio que era bueno. Entonces pensó: ¿Y si creo un hombre a mi imagen y semejanza, para que señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra?. Y siguió elucubrando en crear al hombre a su imagen, y mejor aun crearlos varón y hembra. Y bendecirlos y ordenarles que fructifiquen y se multipliquen; que llenen la tierra, y la sojuzguen, y señoreen en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Y darles además toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; para que se alimentasen. Y mejor aun, darle toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde serian para que para comieran. Pero no fue así. Porque vio todo lo que ya había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera, y no era necesario mas. Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo lo que hay de ellos, pero sin el hombre. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.

Y acabada la obra que hizo, reposó el día siguiente, y bendijo ese día, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación. Y fue la tarde y la mañana el día séptimo.

Y se inició el día octavo, y miró complacido toda la obra que había hecho en solo seis días; los cielos, la tierra y los mares, las dos grandes lumbreras y las estrellas, y todos los seres vivientes, las aves que volaban sobre la tierra, los grandes monstruos marinos, y las bestias y serpientes y animales de la tierra, y todo según su género y según su especie. Y vio toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra, sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra. Entonces sus ojos abarcaron de una sola vez todo lo creado en una visión imponente como un Aleph instantáneo, y supo que disfrutaría de esa grata y tranquila soledad hasta el final de los tiempos. Y vio que eso era bueno, y sonrió pensando que quizás lo mejor de todo no era lo había hecho sino lo que no había creado.

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